Incontinencia Fecal

La incontinencia fecal es una condición en la que una persona experimenta la pérdida involuntaria del control sobre los movimientos intestinales. Esto puede resultar en fugas de heces líquidas o sólidas, gases o moco del recto. Las causas pueden variar desde debilidad del músculo del esfínter anal hasta daño en los nervios que controlan la función rectal.

Factores como el envejecimiento, el parto vaginal traumático, la cirugía pélvica, las enfermedades neurológicas y las condiciones médicas crónicas como la enfermedad de Crohn o la diabetes pueden aumentar el riesgo de desarrollar incontinencia fecal.

El tratamiento puede incluir cambios en la dieta, ejercicios del suelo pélvico, medicamentos, dispositivos médicos o cirugía, dependiendo de la causa subyacente y la gravedad de los síntomas. Es importante buscar atención médica si se experimentan síntomas de incontinencia fecal para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

DR. FRANCISCO RÍOS
PROCTÓLOGO EN REYNOSA

La incontinencia fecal es una condición que afecta a personas de todas las edades, aunque es más común en adultos mayores. Esta condición implica la pérdida involuntaria del control sobre los movimientos intestinales, lo que resulta en la evacuación inesperada de heces.

Incontinencia fecal: sus causas

Una de las principales causas de la incontinencia fecal es el debilitamiento, también conocida como daño de los músculos que rodean el esfínter anal, los cuales son responsables de mantener el control sobre las deposiciones.

Estos músculos se dañan como resultado de diversas situaciones, como el parto vaginal en mujeres, cirugías rectales, accidentes o incluso debido a condiciones relacionadas con el envejecimiento natural del cuerpo. 

Además del daño muscular, también están involucrados problemas nerviosos. Los nervios que controlan los músculos del esfínter o los que envían señales desde el recto al cerebro para indicar la necesidad de evacuar pueden dañarse, lo que provoca que la persona no sienta la urgencia de evacuar o que no controle los músculos involucrados. Este tipo de daño nervioso puede ocurrir por lesiones de la médula espinal, esclerosis múltiple, diabetes o incluso después de una cirugía pélvica.

El envejecimiento es otro factor importante. A medida que las personas van creciendo, los músculos y nervios que controlan las funciones intestinales tienden a debilitarse naturalmente. Por esta razón, la incontinencia fecal es más común en las personas mayores. Además, las condiciones de salud crónicas que trae la edad, como la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple o el Alzheimer, aumentan el riesgo de desarrollar esta condición en personas mayores, ya que afectan la comunicación entre el cerebro y el sistema digestivo.

Otro factor comúnmente relacionado con la incontinencia fecal es el estreñimiento crónico. Aunque parece contradictorio, el estreñimiento severo debilita los músculos del recto y el esfínter anal, lo que a largo plazo dificulta el control de las evacuaciones. Las heces duras y secas pueden dañar el revestimiento del recto o causar fisuras anales, y en algunos casos, las heces líquidas se filtran alrededor del bloqueo fecal, provocando incontinencia. 

Esto se convierte en un ciclo donde los episodios de estreñimiento contribuyen al debilitamiento del sistema, agravando el problema.

También la diarrea crónica es otra condición que la produce. Las heces líquidas son más difíciles de controlar que las heces sólidas, lo que puede aumentar la probabilidad de un accidente. Las infecciones intestinales, los trastornos digestivos como el síndrome del intestino irritable (SII), la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa son ejemplos de condiciones que pueden causar episodios frecuentes de diarrea. 

Con el tiempo, la diarrea persistente puede erosionar la capacidad del cuerpo para mantener el control intestinal, empeorando la incontinencia.

Sus síntomas

Algunas personas experimentan sólo pequeñas fugas de heces, mientras que otras pueden tener evacuaciones completas e inesperadas. Los síntomas pueden variar en frecuencia e intensidad, y en muchos casos, los pacientes sienten que no tienen ningún control sobre cuándo ocurrirán los accidentes. Esto afecta a los pacientes con un impacto psicológico significativo.

La incontinencia fecal puede tener un efecto devastador en la calidad de vida de una persona. Los pacientes a menudo experimentan vergüenza y aislamiento social, ya que temen que un accidente ocurra en público o en situaciones sociales. Este miedo constante lleva a la ansiedad y la depresión, lo que agrava aún más la situación. 

Muchas personas que sufren de incontinencia fecal evitan hablar de ello incluso con sus médicos, lo que significa que no reciben el tratamiento adecuado y viven con una condición que podría mejorarse con la atención médica correcta.

Los tratamientos para la Incontinencia Fecal

La buena noticia es que existen varias opciones de tratamiento para la incontinencia fecal, y la mayoría de las personas pueden mejorar su control intestinal con el tratamiento adecuado.

El primer paso en el tratamiento es identificar la causa subyacente de la incontinencia. Esto puede incluir la realización de pruebas para evaluar la función muscular y nerviosa del esfínter, así como la observación de los hábitos intestinales y alimenticios del paciente. 

Los médicos a menudo recomiendan cambios en la dieta como una primera línea de tratamiento. Por ejemplo, aumentar la ingesta de fibra puede ayudar a regular las deposiciones y hacer que las heces sean más firmes y fáciles de controlar. También es importante evitar alimentos que puedan irritar el sistema digestivo o causar diarrea.

La terapia física para fortalecer los músculos del suelo pélvico es una opción común. Los ejercicios de Kegel, que consisten en contraer y relajar los músculos del suelo pélvico, son una forma efectiva de mejorar el control sobre las evacuaciones. Los pacientes pueden ser guiados por un fisioterapeuta especializado en disfunciones del suelo pélvico para aprender a realizar estos ejercicios correctamente y así maximizar sus beneficios.

En algunos casos, el tratamiento médico o quirúrgico es necesario, especialmente si la incontinencia fecal es causada por daño muscular o nervioso severo. La reparación del esfínter anal es una cirugía común para las personas que tienen daño muscular significativo. Otra opción es la estimulación del nervio sacro, un procedimiento en el que se implanta un dispositivo que envía impulsos eléctricos a los nervios que controlan los músculos del esfínter. 

Este tratamiento ha demostrado ser efectivo en muchas personas que no han respondido a otros enfoques más conservadores.

El uso de pañales para adultos

El uso de productos de apoyo, como pañales para adultos, almohadillas absorbentes o ropa interior especializada, ayuda a las personas a manejar la incontinencia fecal de manera más discreta y cómoda en su vida diaria. 

Estos productos pueden brindar a los pacientes la confianza para participar en actividades sociales sin preocuparse por los accidentes.

Es fundamental que los pacientes con incontinencia fecal reciban apoyo emocional, ya que la vergüenza y el estigma asociados con esta condición pueden hacer que se sientan solos o avergonzados de buscar ayuda. Los grupos de apoyo y la terapia cognitivo-conductual pueden ser beneficiosos para ayudar a las personas a lidiar con los aspectos emocionales de la incontinencia fecal. Hablar abiertamente sobre la condición con amigos y familiares cercanos también puede ayudar a reducir la ansiedad y el aislamiento.

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