Fístulas

Las fístulas son anormalidades que involucran la formación de un pasaje anormal entre dos órganos internos o entre un órgano interno y la piel. Por lo general, se presentan como resultado de la inflamación, infección o trauma en el área afectada.

En el caso de las fístulas anales, por ejemplo, pueden desarrollarse como complicación de un absceso anal no tratado correctamente. Cuando un absceso se forma cerca del ano o el recto y no se drena adecuadamente, puede dar lugar a la formación de una fístula.

Las fístulas también pueden estar asociadas con condiciones médicas subyacentes como la enfermedad de Crohn, la tuberculosis, la diverticulitis, entre otras. El tratamiento de las fístulas generalmente implica la cirugía para corregir la conexión anormal y tratar cualquier afección subyacente que pueda estar contribuyendo a su desarrollo.

DR. FRANCISCO RÍOS
PROCTÓLOGO EN REYNOSA

Si este absceso se abre de manera espontánea o se drena incorrectamente, la cavidad que queda puede convertirse en una fístula. Es como si el cuerpo, en su intento por deshacerse de la infección, hiciera un túnel para permitir el drenaje continuo.

Tipos de fístulas

Una de las causas más comunes de éstas es la infección, pero también pueden desarrollarse debido a complicaciones quirúrgicas, enfermedades inflamatorias como la enfermedad de Crohn, o incluso por trauma. 

En el caso de las fístulas anales, las infecciones en las glándulas anales son el desencadenante principal. Sin embargo, hay otros factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar una fístula: por ejemplo, personas con antecedentes de enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, tienen un mayor riesgo de desarrollar fístulas, ya que estas enfermedades causan inflamación crónica en el tracto digestivo, lo que puede dañar los tejidos y favorecer la formación de estos túneles anómalos.

Otra situación en la que es común la aparición de fístulas es después de una cirugía. A veces, tras ciertos procedimientos quirúrgicos, el cuerpo reacciona formando una fístula como una especie de respuesta anormal a la cicatrización.

También es posible que una lesión o traumatismo en una zona determinada del cuerpo desencadene la aparición de fístulas, ya que el tejido dañado puede no sanar correctamente y formar estos conductos inusuales.

Síntomas de Fístulas anales

En las fístulas anales, los síntomas más comunes incluyen la presencia de dolor alrededor del ano, especialmente al sentarse o evacuar. Este dolor puede estar acompañado por irritación en la piel, enrojecimiento y la aparición de una abertura visible cerca del ano por donde puede drenar pus o líquido de manera constante. 

Además, es frecuente que quienes las padecen experimenten hinchazón, fiebre e incluso sangrado. El drenaje constante de pus o líquido es uno de los signos más molestos, ya que puede generar incomodidad, mal olor y hacer que la zona se mantenga húmeda, lo que irrita aún más la piel.

Las fístulas no anales también presentan síntomas según su ubicación. Por ejemplo, en los casos en que conecta una parte del intestino con otra, los síntomas pueden incluir dolor abdominal, diarrea y pérdida de peso. Si la fístula está ubicada entre el intestino y la vejiga, es posible que se observe la presencia de gas o materia fecal en la orina, lo que obviamente genera una gran incomodidad y riesgo de infección.

En cuanto al diagnóstico, es fundamental consultar a un médico proctólogo si se presentan los síntomas típicos de una fístula, como dolor persistente, fiebre, drenaje anormal o cambios en la función del intestino o la vejiga. El diagnóstico suele comenzar con un examen físico, pero en muchos casos, los médicos recurren a pruebas adicionales para confirmar la presencia de una fístula y evaluar su extensión. Entre las pruebas más comunes se encuentran la ecografía, la tomografía computarizada o una resonancia magnética, que permiten visualizar con precisión la ubicación y el alcance de la fístula.

Tratamientos

Su tratamiento depende de varios factores, como la ubicación de la fístula, su tamaño, la gravedad de los síntomas y las condiciones subyacentes que puedan haber contribuido a su desarrollo. En los casos más leves, a veces es posible manejarlas con medicamentos que controlan la inflamación y las infecciones.

Sin embargo, muchas veces el tratamiento de las fístulas requiere algún tipo de intervención quirúrgica. Por ejemplo, a veces suelen tratarse con una cirugía menor en la que se abre el conducto para permitir que drene adecuadamente y se eliminen los restos de infección. En algunos casos, es necesario colocar un setón, un pequeño hilo quirúrgico que se deja en la fístula para mantenerla abierta y permitir que sane lentamente desde dentro.

Cuando las fístulas son más complejas, el tratamiento quirúrgico puede ser más complicado y requerir la reparación de los tejidos afectados. En algunos casos es necesario realizar más de una intervención para cerrar completamente la fístula y prevenir su recurrencia. Es importante que cualquier tratamiento esté acompañado de un manejo adecuado de la condición subyacente que haya provocado la aparición de la fístula, como puede ser el caso de las enfermedades inflamatorias intestinales.

¿Cómo prevenir las fístulas anales?

La prevención de las fístulas puede ser complicada, ya que muchas veces son el resultado de infecciones o enfermedades crónicas que no siempre pueden evitarse. Mantener una buena higiene, cuidar adecuadamente las infecciones y seguir las recomendaciones médicas para controlar enfermedades inflamatorias como la enfermedad de Crohn puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar fístulas.

Las fístulas pueden ser una condición incómoda y dolorosa, pero con un tratamiento adecuado es posible manejarlas y mejorar significativamente la calidad de vida. Si bien algunas pueden sanar con tratamientos sencillos, otras pueden requerir una atención más especializada. 

Lo importante es no ignorar los síntomas y buscar ayuda médica para obtener un diagnóstico correcto y un plan de tratamiento que aborde no solo la fístula, sino cualquier condición subyacente que pueda haber contribuido a su formación.

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