Fisura Anal
Las fisuras anales son pequeñas heridas o desgarros en el revestimiento del canal anal. A menudo son el resultado de la tensión durante las evacuaciones intestinales, el trauma durante el parto, o el paso de heces duras o grandes.
Estas fisuras pueden causar dolor intenso durante o después de la defecación, así como sangrado y picazón anal. Factores como el estreñimiento crónico, la diarrea frecuente, las dietas bajas en fibra y las condiciones médicas como la enfermedad inflamatoria intestinal pueden aumentar el riesgo de desarrollar fisuras anales.
El tratamiento inicial generalmente implica medidas conservadoras, como aumentar la ingesta de fibra, mantener una buena higiene anal y utilizar cremas o ungüentos tópicos para aliviar el malestar. En casos más graves o persistentes, puede ser necesaria la cirugía para reparar la fisura y promover la cicatrización.
DR. FRANCISCO RÍOS
PROCTÓLOGO EN REYNOSA
Fisuras anales: sus causas
Las fisuras anales pueden ser causadas por una variedad de factores, siendo la causa principal el paso de heces duras o grandes. Cuando las heces son excesivamente voluminosas o secas, pueden estirar demasiado el revestimiento del canal anal, provocando que se rompa. Este proceso puede ser particularmente doloroso, ya que la piel alrededor del ano está llena de terminaciones nerviosas sensibles.
El estreñimiento crónico es uno de los mayores contribuyentes al desarrollo de fisuras anales, ya que obliga a las personas a esforzarse más durante la defecación, lo que aumenta el riesgo de daño. De manera similar, las evacuaciones diarreicas frecuentes también pueden desencadenar fisuras, ya que las heces líquidas irritan la piel y la mucosa anal, debilitándola.
¿Cuáles son los síntomas de las fisuras anales?
El dolor asociado con las fisuras anales puede variar en intensidad, pero generalmente es más agudo durante la defecación, cuando las heces pasan por el área afectada. Muchas personas describen este dolor como una sensación punzante o ardorosa, que puede durar unos minutos o incluso varias horas después de la evacuación.
Algunas personas pueden intentar evitar ir al baño, lo que puede empeorar el problema al hacer que las heces se endurezcan aún más. Esto genera un ciclo problemático en el que el miedo al dolor lleva a retener las heces, lo que a su vez agrava el estreñimiento y aumenta las posibilidades de que la fisura empeore.
El sangrado es otro síntoma común de las fisuras anales. Se suele notar una pequeña cantidad de sangre roja brillante en el papel higiénico o en las heces. Esto ocurre porque la fisura corta a través de pequeños vasos sanguíneos en la mucosa anal. Aunque la cantidad de sangre suele ser mínima, es importante consultar a un médico si el sangrado es constante o abundante, ya que podría ser indicativo de otro problema más grave.
Además del dolor y el sangrado, algunos pacientes con fisuras anales experimentan picazón en la zona anal. Esta picazón es resultado de la inflamación en la zona afectada, y puede llevar a un malestar adicional que interfiere con las actividades diarias y el bienestar general.
¿Cuáles son los tipos de fisuras anales?
Las fisuras anales pueden clasificarse en agudas y crónicas, según su duración y gravedad. Las agudas son aquellas que han estado presentes durante menos de seis semanas y suelen ser el resultado de un evento aislado, como un episodio de estreñimiento. Éstas tienden a sanar por sí solas con el tiempo, siempre y cuando se tomen las medidas adecuadas para prevenir una mayor irritación.
Por otro lado, las crónicas son aquellas que han estado presentes durante más de seis semanas o que se repiten con frecuencia. Éstas pueden ser más difíciles de tratar y a menudo requieren atención médica adicional.
¿Cuál es el tratamiento para las fisuras anales?
El tratamiento de las fisuras anales empieza con medidas conservadoras, que tienen como objetivo reducir la tensión en la zona anal y promover la cicatrización. Uno de los enfoques más efectivos para prevenir y tratar las fisuras anales es mantener las heces blandas. Esto se logra a través de una dieta rica en fibra, que incluye frutas, verduras, legumbres y granos enteros. La fibra ayuda a retener el agua en las heces, haciéndolas más suaves y fáciles de evacuar. Además, es crucial beber suficiente agua a lo largo del día para mantener el sistema digestivo hidratado y en buen funcionamiento.
Los baños de asiento son otra opción terapéutica simple pero efectiva para aliviar el dolor y promover la cicatrización de las fisuras anales. Un baño de asiento consiste en sumergir la zona anal en agua tibia durante unos 10 a 15 minutos varias veces al día. El calor del agua ayuda a relajar los músculos del esfínter anal, lo que reduce el dolor y mejora el flujo sanguíneo en la zona, favoreciendo la cicatrización. Este método también puede ayudar a reducir la picazón y la irritación que a menudo acompañan a las fisuras anales.
En algunos casos, un médico receta pomadas o cremas tópicas para ayudar a aliviar los síntomas de las fisuras anales. Estas cremas contienen ingredientes que reducen la inflamación, alivian el dolor y promueven la cicatrización. En situaciones más graves, se pueden recetar medicamentos para relajar el esfínter anal, lo que reduce la presión sobre la fisura y permite que se cure más fácilmente.
¿Qué pasa si los tratamientos convencionales no sanan las fisuras anales?
Si las fisuras anales no mejoran con estos tratamientos conservadores, o si se vuelven recurrentes, es posible que se necesite un tratamiento más agresivo.
En casos crónicos, los médicos pueden recomendar una intervención quirúrgica para tratar la fisura. Uno de los procedimientos más comunes es la esfinterotomía lateral interna, en la cual se corta una pequeña porción del músculo del esfínter anal para reducir la tensión en la zona y permitir que la fisura cicatrice. Este procedimiento suele tener una alta tasa de éxito y generalmente alivia los síntomas en la mayoría de los pacientes.
Aunque la cirugía puede parecer intimidante, en la mayoría de los casos, el procedimiento se realiza de forma ambulatoria, lo que significa que el paciente puede volver a casa el mismo día. Como en cualquier cirugía, existen riesgos, pero la mayoría de los pacientes experimentan una mejora significativa en su calidad de vida después de la intervención.
Es importante destacar que la prevención juega un papel fundamental en la gestión de las fisuras anales. Las personas propensas al estreñimiento o las que han experimentado fisuras anales en el pasado deben prestar atención a su dieta y hábitos de evacuación.
Adoptar un estilo de vida saludable que incluya una dieta rica en fibra, una hidratación adecuada y actividad física regular puede ser la clave para evitar la recurrencia de fisuras anales y mantener la salud del sistema digestivo.