Quiste pilonidal

El quiste pilonidal es una afección en la que se forma un saco o quiste en la piel cerca del pliegue entre las nalgas, justo encima del cóccix. Este quiste puede contener cabello, piel muerta u otros desechos corporales y puede infectarse, causando dolor, inflamación y secreción de pus.

Muy comúnmente se desarrolla por la obstrucción de los folículos pilosos o al ingreso de cabello en la piel. Los factores de riesgo incluyen el vello grueso o rizado, la falta de higiene, el sudor excesivo y la predisposición genética.

El tratamiento del quiste pilonidal generalmente implica la incisión y el drenaje del absceso, seguido de medidas para prevenir la recurrencia, como la eliminación quirúrgica del quiste o el uso de técnicas de limpieza y cuidado de la piel.

DR. FRANCISCO RÍOS
PROCTÓLOGO EN REYNOSA

Causas del quiste pilonidal

Las causas de los quistes pilonidales no están completamente definidas, pero hay varios factores que se asocian con su desarrollo. Se cree que, en muchos casos, el quiste pilonidal comienza cuando el vello suelto penetra en la piel. El cuerpo, al detectar este pelo como un objeto extraño, responde creando un quiste alrededor del mismo. Esta acumulación de cabello y tejido muerto puede convertirse en un ambiente propicio para que las bacterias proliferen, lo que provoca la infección del quiste.

El riesgo de desarrollar un quiste pilonidal aumenta en personas que tienen trabajos o actividades que implican estar sentados por largos periodos de tiempo, como conductores o trabajadores de oficina. La presión continua en la zona del sacro puede aumentar la posibilidad de que los folículos pilosos se inflamen, lo que contribuye a la formación del quiste. Además, la obesidad, el vello corporal grueso o rizado, la sudoración excesiva y la falta de higiene adecuada son factores que pueden predisponer a alguien a sufrir esta condición.

En algunos casos, son causados por traumatismos en la zona, como golpes o caídas, que desencadenan la inflamación de los folículos pilosos. Aunque no es común, también puede haber una predisposición genética, lo que significa que algunas personas pueden tener una mayor tendencia a desarrollar este tipo de quistes debido a su herencia.

Síntomas del quiste pilonidal

El síntoma más común de un quiste pilonidal es el dolor en la base de la columna vertebral, justo en la zona del coxis. Este dolor puede ser leve o intenso, y tiende a empeorar cuando la persona se sienta o realiza actividades que ejercen presión en la zona afectada. Además del dolor, es posible que el quiste cause hinchazón, enrojecimiento y sensibilidad en la piel alrededor de la zona. Si el quiste se infecta, puede formar un absceso, lo que produce síntomas más severos, como fiebre, malestar general y una mayor inflamación.

En los casos en que el quiste se infecte, es común que el paciente note la presencia de pus o un líquido maloliente que drena del quiste. Este drenaje es una señal de que el cuerpo está tratando de expulsar la infección. Aunque el drenaje de pus puede aliviar temporalmente el dolor y la presión en la zona, no es una solución permanente, ya que el quiste puede volver a llenarse y causar una nueva infección si no se trata adecuadamente.

En algunos casos, los quistes pilonidales pueden ser asintomáticos, es decir, no causar ningún síntoma visible o molestia. En estos casos, la persona puede no darse cuenta de la presencia del quiste hasta que se inflama o se infecta. Es importante prestar atención a cualquier cambio en la piel de la zona del sacro, especialmente si hay signos de inflamación, dolor o drenaje.

Diagnóstico del quiste pilonidal

El médico evaluará la apariencia del quiste, verificando si hay signos de infección como enrojecimiento, hinchazón, dolor y la presencia de pus. En muchos casos, el diagnóstico es evidente debido a la localización típica del quiste y los síntomas asociados.

En algunos casos, el médico puede recomendar pruebas adicionales, como una ecografía, para determinar la profundidad del quiste y si hay un absceso o una infección más extensa. Esto puede ser especialmente útil si el quiste no está claramente visible en la superficie o si el paciente ha experimentado infecciones recurrentes. Si el quiste está infectado, el médico también puede tomar una muestra de pus para identificar las bacterias responsables de la infección, lo que puede ayudar a determinar el mejor tratamiento.

El diagnóstico temprano es clave para evitar complicaciones graves, como infecciones recurrentes o la formación de múltiples quistes en la misma área. Es importante buscar atención médica si se experimentan síntomas como dolor, hinchazón o drenaje en la zona del sacro, ya que el tratamiento adecuado puede prevenir la recurrencia de la infección.

Tratamiento del quiste pilonidal

El tratamiento depende del estado del quiste y si está infectado o no. En los casos leves, donde no hay infección o absceso, el médico puede recomendar medidas conservadoras como baños tibios, buena higiene y el uso de pomadas antibacterianas para prevenir la infección. Sin embargo, si se infecta y se convierte en un absceso, el tratamiento más común es el drenaje quirúrgico.

El drenaje del quiste se realiza abriendo el absceso y permitiendo que el pus y otros desechos salgan. Este procedimiento alivia la presión y el dolor causados por la infección. En la mayoría de los casos, se realiza bajo anestesia local y no requiere hospitalización. Después del drenaje, el médico puede recetar antibióticos para combatir la infección bacteriana y prevenir su propagación.

En algunos casos, si es recurrente o si hay múltiples quistes en la zona, puede ser necesario realizar una cirugía más extensa para extirpar completamente el quiste y los tejidos circundantes afectados. Este procedimiento, llamado escisión, busca eliminar la fuente del problema para evitar futuras infecciones. La recuperación de una escisión puede ser más prolongada y puede requerir cuidados especiales de la herida para asegurar que cicatrice adecuadamente.

Complicaciones del quiste pilonidal

Si no se trata de manera adecuada, puede llevar a complicaciones serias. La más común es la infección recurrente, que puede causar abscesos dolorosos y requerir tratamientos quirúrgicos repetidos. La infección crónica en la zona también puede llevar a la formación de fístulas, que son conductos anormales que conectan el quiste con la superficie de la piel. Estas fístulas pueden ser difíciles de tratar y a menudo requieren cirugía para eliminar por completo la infección.

Otra complicación potencial es la celulitis, una infección de la piel que puede propagarse rápidamente y causar inflamación y dolor en el área afectada. En casos graves, la infección puede extenderse a otras partes del cuerpo, lo que puede llevar a la formación de sepsis, una infección generalizada que puede ser potencialmente mortal si no se trata de manera oportuna.

Prevención del quiste pilonidal

Aunque no siempre es posible prevenir la aparición de un quiste pilonidal, existen varias medidas que pueden reducir el riesgo. Mantener una buena higiene personal es fundamental, especialmente en la zona del sacro, para evitar la acumulación de bacterias y la irritación de los folículos pilosos. La eliminación del vello en esta zona, ya sea mediante afeitado o depilación láser, también puede ayudar a prevenir la formación de quistes.

Además, evitar la presión prolongada en la base de la columna, como ocurre al estar sentado por largos periodos, puede reducir el riesgo de desarrollar un quiste pilonidal.

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